¿Qué hay detrás de la “mala conducta”?

Según Rudolf Dreikurs, el psiquiatra y educador que desarrolló la teoría de la psicología individual de Alfred Adler“un niño que se porta mal es un niño desanimado”.

Coaching familiar y educativo:

Premisas de “la mala conducta”

Muchas veces, lo que se entiende por “mala conducta” obedece a una expectativa poco realista de l@s adult@s. El desconocimiento de las etapas evolutivas o de la conducta humana, puede hacer que esperemos respuestas muy alejadas de la realidad.

Son muchas las causas que pueden inducir a un comportamiento incómodo por parte de los niños/as.

En ocasiones “la mala conducta” es una respuesta fisiológica: cansancio, hambre, sueño…. También falta de recursos y experiencia para gestionar las emociones…. Inmadurez en la parte del cerebro que interviene en la conducta (la corteza prefrontal no se termina de desarrollar hasta pasados los 20 años)…

Por otro lado también puede tratarse de una expresión de las necesidades emocionales.

Existen unas necesidades inherentes al ser humano y buscaremos cubrirlas de cualquier manera. L@s niñ@s necesitan sentir que son tenid@s en cuenta, que pertenecen, que forman parte de sus familias, de su escuela… Y también que son importantes, que son útiles y válid@s y tienen un papel destacado en su entorno.

En coaching familiar, coaching educativo y en general, en psicología, PNL… trabajamos con la premisa de que “toda acción tiene una intención positiva”.

Esto no pretende justificar cualquier acto, solo nos ayuda a comprender cuál es la necesidad que está cubriendo ese comportamiento. Así podremos encontrar mejores maneras de cubrir esas necesidades.

Además, hay que tener en cuenta el contexto. Estas conductas que aprendimos (generalmente en la infancia) fueron útiles en su momento, y no tenían una consideración ni repercusión negativa. Pero al cambiar el contexto ya no resultan eficaces.

Por ejemplo: cuando un bebé llora porque tiene hambre, la madre lo atiende y le da el pecho. Los resultados han sido buenos, la consideración también es positiva y el llanto no repercute negativamente. Pero ¿Y si cambiamos el contexto y en lugar de un bebé, es un niño de 6 años el que cuando tiene hambre llora? Probablemente la escena sería muy distinta.

Coaching familiar y educativo:

Objetivos detrás de “la mala conducta”.

La teoría adleriana afirma que hay cuatro objetivos erróneos detrás de la mala conducta, que son:

  1. BÚSQUEDA DE ATENCIÓN. Un/a niñ@ puede tener la creencia: “solo me tienes en cuenta cuando me prestas atención”.
  2. BÚSQUEDA DE PODER. La creencia errónea es: “solo me tienes en cuenta si mando yo. O al menos, cuando no permito que tú mandes”.
  3. BÚSQUEDA DE VENGANZA. Cree que: “no me tienes en cuanta, pero al menos podré devolverte el daño que me has hecho”.
  4. DEMOSTRACIÓN DE INCAPACIDAD. Cree erróneamente que: “Es imposible que me tengas en cuenta. Me doy por vencido.”

Ejemplo: María lleva todo el día con Lucas (6 meses) en brazos, porque está enfermo. Ana (3 años) le pide a su madre que juegue con ella. Maria le dice: Cariño, no puedo, ¿no ves que tu hermano está malito? Además, ahora tengo que preparar la cena. Ana se hace pis encima y su madre, con o sin reproche le presta atención. La conducta ha dado resultado, ha cubierto la necesidad de Ana. Ana podría haber golpeado a su madre, y aquí habría una búsqueda de venganza.

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Personalidad vs mala conducta 

Si somos capaces de ver cual es la creencia errónea que hay detrás de un comportamiento podremos actuar con mayor comprensión e incluso prevenirlo. 

Cubriendo esas necesidades de importancia y de pertenencia; haciendo a l@s niñ@s partícipes de las tareas, la toma de decisiones, teniendo en cuenta sus opiniones…

Si María le hubiese dicho a Ana: “Cariño, ya sé que tienes ganas de jugar, yo también quiero estar contigo. ¿Qué te parece si vas a escoger un cuento y en cuanto termine la cena te lo leo?”. Seguramente, Ana se hubiese sentido tenida en cuenta y es probable que no le hiciese falta llamar la atención de otra manera.

Debemos ser conscientes de nuestras limitaciones y saber que, niñ@s y adultos, aún con todas las herramientas del mundo nos vamos a seguir equivocado. Pero existen métodos como la Disciplina Positiva que nos enseñan a ver cual es la creencia que se esconde detrás de estas conductas y nos ayudan a crear una convivencia más amable y respetuosa para todos.

Diferenciemos conducta  de personalidad. Una conducta o una forma de comportarse no convierten a un/a niñ@ en “mal@”. Como padres y/o educadores, tenemos la responsabilidad de ver que hay detrás de esto y tratar de cubrir sus necesidades con respeto mutuo, en la medida de nuestras posibilidades.